El Partido de la Revolución Democrática (PRD) nació a finales de la década de los ochenta con la intención de congregar a todas las fuerzas de izquierda que se encontraban separadas, además de tener como líderes a aquellos políticos de la corriente democrática que abandonaron al Partido Revolucionario Institucional (PRI) tras los eventos previos al proceso electoral de 1988 y a la designación del candidato a la Presidencia de la República.
Su principal origen se dio en el Partido Mexicano Socialista (PMS), mismo que fue conformado por el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), Partido Socialista Unificado de México (PSUM), Partido Patriótico Revolucionario (PPR), Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP) y Unión de la izquierda comunista (UIC), así como años más tarde con la adhesión del Partido Socialista de los Trabajadores (PST).
No obstante, los grupos al interior se unieron muy poco —de acuerdo a algunos estudios académicos—, por lo que se empezó a señalar que existían “tribus” que constantemente estaban en conflictos pues buscaban retener el poder o encabezar las decisiones del partido, lo cual a la larga provocó que se crearan otros partidos políticos como el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) cuando salió la corriente del ahora presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
El PRD llegó a ser la segunda fuerza política del país
Pese a lo anterior, durante los primeros años de existencia del partido, incluso a mediados de la primera década del siglo XXI, el Sol Azteca se consolidó como un contrincante directo del PRI y una antítesis del Partido Acción Nacional (PAN), institutos políticos con los que actualmente forma la alianza del Frente Amplio por México.
Michoacán y entonces el Distrito Federal fueron las dos entidades donde el partido rápidamente obtuvo aprobación ciudadana, la cual se reflejó en los procesos electorales de los años noventa —para el primer estado— y en los 2000, momento donde la capital del país comenzó a tener puestos de elección popular.
El triunfo trascendental para el partido amarillo se dio en 1997 de la mano de Cuauhtémoc Cárdenas, ya que ganó la Jefatura de Gobierno del DF, es decir, por primera vez en más de siete décadas el Revolucionario Institucional ya no tendría injerencia en la dirección de la urbe más poblada del país.
Con este paso, luego llegaron las victorias en Zacatecas, Tlaxcala o Baja California Sur, lo que evidenció la evolución del partido a nivel nacional, es decir, ya no permanecía en lo local; sin embargo, a partir del 2000 comienzan a tener una mayor cobertura debido a la irrupción de López Obrador como el mandatario de la capital que daba una conferencia diaria.
Esa fama dio pie a que el político tabasqueño buscara la Presidencia de la República por primera vez en 2006 y, pese a las dudas, estuvo a punto de conseguirla ya que tuvo una diferencia de 0.5% con Felipe Calderón, por lo que muchos señalaron un presunto fraude electoral.
Pese a esto, la popularidad del PRD —sumado a su alianza con el Partido del Trabajo (PT) y Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano)— iba en aumento y logró más de 14 millones de votos en dicha elección, sólo para la titularidad del Ejecutivo. Además, obtuvo la mayoría en la Cámara de Diputados con 127 integrantes de los 500 disponibles, así como ser la tercera fuerza en el Senado de la República.
Seis años después, en las elecciones de 2012, volvieron a apostar por López Obrador y aumentaron su aceptación, debido a que consiguieron más de 15 millones de sufragios —un millón más que el sexenio anterior—; sin embargo, no fue suficiente para vencer al PRI que comenzaba a resurgir.
El declive del Sol Azteca
Tras estos comicios, comenzó la crisis interna más fuerte cuando comandados por Jesús Zambrano se adhirieron al Pacto por México que impulsó el entonces presidente Enrique Peña Nieto, con el fin de aprobar reformas estructurales en materia de educación, energía, vías de comunicación, entre otras.
Aunque tiempo atrás el grupo obradorista ya comenzaba a ser el más fuerte, no tenía en su poder la capacidad de tomar decisión, por lo que la salida se hizo inminente. Ahora el PRD ya no sólo competía con el oficialismo, sino también con Morena y sus antiguos militantes.
Lo que les valió unirse al PAN en las elecciones de 2018 y ser representados por un personaje cercano a la derecha como Ricardo Anaya; sin embargo, luego de dos intentos López Obrador obtuvo la victoria y llegó a la presidencia.
Este contexto le valió al PRD seguir siendo oposición y unirse no sólo al PAN, sino al PRI para formar la alianza Va por México, lo que luego evolucionó al Frente Amplio por México. Sería mentir que el Sol Azteca no aporta votos a la coalición; sin embargo, pocos de los candidatos a los puestos que se han competido de 2021 a la fecha provienen de sus filas, lo que da la idea de ser un satélite, más que un protagonista.
2024 se presenta como un reto para el PRD, ya que aún no es claro qué puestos de elección popular encabezarán, ya que los perfiles más llamativos o populares son de Acción Nacional y del Revolucionario Institucional, por lo que este proceso electoral se ve como una oportunidad para tomar una decisión respecto al futuro del partido.
