En un partido como el de este miércoles, el Baskonia le hubiera ganado a cualquier. Aniquiló al Barça, 94-71, pero hubiera ganado al Madrid, a los Denver Nuggets y hasta a los Bulls de Michael Jordan… Tómese esta exageración como una demostración de que todos los defectos del Barça fueron virtudes en el Baskonia que completó uno de los partidos más redondos de sus últimos años.
Pocas, muy pocas veces veremos al Barça ir perdiendo por 30 puntos. Y así iba a falta de 1:23 para el final (94-64). Acabó con esos 23 que resumen la superioridad de los vitorianos en un partido casi perfecto.
La noche arrancó con una sonora alarma que causó el pánico en el Buesa. En la primera jugada, que acabó por cierto con canasta local, Howard se iba al suelo, lesionado en un tobillo. Todas las miradas en él porque es lo que le faltaba al Baskonia con múltiples bajas para este partido (Rogkavopoulus, Mannion, Marinkovic…). Pero sobre todo porque era Howard, el gran objetivo de la defensa del Barça.
Y una vez repuesto, llegó su recital. Howard acabó con 26 puntos liquidando todas las estretegias defensivas que el Barça trató de hacer, en vano. Ni una salió bien. incluso llegó a perder una lentilla en un 2+1 que recuperó, se colocó y acabó transformado el adicional.
Pero no sólo fue el partido de Howard (más bien Hogwarts). Miller-McIntyre firmó su mejor partido como baskonista. El héroe de El Pireo, lo fue también en el Buesa con 20 puntos y triples de todos los colores. Si hubiera tirado con los ojos vendados y de espaldas, también lo hubiera metido. Y también fue el partido de Moneke, extraordinario todo el tiempo y autor de 19 puntos. Y de Sedekerskis, que logró 9 puntos y 12 rebotes y sigue siendo uno de los favoritos de Ivanovic. Y de Costello, de Díez (titular y jugando mucho), de Raieste, de Chiozza… Un Baskonia que fue un ciclón. Un ciclón coral
En el Barça, salvo Da Silva al principio y Laprovittola en el tercer cuarto, la imagen fue muy pobre sin respuesta ni ofensiva ni defensiva, ni por energía, ni por convicción. Es cierto que reaccionaron un poco al comienzo del tercer cuarto cuando bajaron la ventaja de 26 a 16 y ganaron ese acto con un 15-24, pero a cada arreón del Barça había una respuesta mayor de un Baskonia completamente convencido de que en el día de hoy no había un equipo sobre la Tierra capaz de ganarles en el Buesa.
El Baskonia, en un partido para enmarcar, pone salvo por cierto el efecto Ivanovic en la Euroliga que ya está en un 3-0. Como si se tratara de una especie de Jekyll y Hide, el equipo es uno en sus partidos europeos y otro muy distinto cuando juega en la Liga Endesa. En cualquier caso el espectáculo que dio ante el Barça será recordado durante mucho tiempo.
