lunes, septiembre 16, 2024
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Ona Carbonell: «Añoro jugarme cuatro años en tres minutos»

Iván Molero

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En pleno trasiego entre sus colaboraciones televisivas, la creación de una firma de moda sostenible y la presidencia de la Comisión de Maternidad y Deporte del Comité Olímpico Español, y envuelta en el bullicio de la Avenida Diagonal, genera su propio oasis de calma Ona Carbonell (Barcelona, 05-06-1990) para atender relajadamente a AS. La segunda nadadora con más medallas en la historia de los Mundiales (23), doble medallista olímpica en Londres-2012 y séptuple en el Mundial de Barcelona, en casa, un año después, es historia de la natación sincronizada y del deporte español. Una embajadora única.

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Ona, con sus 23 medallas mundialistas.

«Apuntaba cero a deportista, en el cole casi suspendo educación física»

– Mis padres, siendo tan científicos, desde pequeños nos incentivaron con el tema artístico. Nos llevaban a museos, a conciertos, a teatro, al Liceu a ver óperas y ballets… En casa el arte siempre ha gustado bastante. Así que yo esa parte más creativa y de expresión ya la tenía muy presente. Pero yo apuntaba cero a deportista, porque en el cole casi suspendo educación física. Se me da bien el agua y la expresión corporal, pero en otros deportes soy horrible. Considero que todos tenemos algo que se nos da especialmente bien pero no todo el mundo lo encuentra, por eso me siento una privilegiada.

– Comenzó, eso sí, con la gimnasia rítimica. ¿Cómo se encuentra con la sincro?

– Empecé en rítmica por mi flexibilidad. Y, en paralelo, pasábamos muchas épocas del año en Menorca, donde no salía del agua más que para comer. Hasta que descubrimos en Can Caralleu un deporte que combinaba rítmica y agua. Desde el primer día que lo probé me enamoré. Mi mundo desde siempre había sido el agua, la ingravidez, y a la vez me encantaba la música, la expresión corporal, el ballet. Encontré mi pasión.

– ¿Cómo se asimila encontrarse con sólo 14 años en un equipo absoluto como la Selección española de natación sincronizada?

– Mi padre no quería que fuera al CAR y mi madre le dijo que probáramos, porque el deporte son dos carreras: la profesional y la de vida, por los valores que te aporta. Así que me dejaron. Me ha ido muy bien porque he tenido un entorno muy cercano que me ha apoyado, que me ha puesto las tiritas, que ha estado siempre ahí. Pero obviamente es arriesgado porque eres joven, el deporte es muy exigente y la línea, muy delgada.

– Tan delgada como que, cuando se quedó fuera del equipo para los Juegos de Pekín-08, estuvo a punto de dejar la sincro…

«Al no ir a Pekín-08 estuve a punto de entrar en una depresión y de dejar la sincro»

– La sincro estuve a punto de dejarla más de una vez, pero es cierto que la más cercana fue aquella. Estuve a punto de entrar en una depresión y pasé por todas las etapas de un duelo: pensar que era una injusticia, pena, tristeza… Todo. Hasta que entendí que si quería seguir soñando y pretendía vivir unos Juegos, conseguir una medalla, tenía que dejarlo todo atrás y comenzar de cero, aceptándolo.

– ¿Se ha parado a pensar qué hubiera sido de Ona Carbonell si en aquel momento deja la natación sincronizada?

– La verdad es que no lo he pensado mucho. De un modo u otro, no lo habría abandonado porque siempre he tenido esa parte luchadora, no es que haya cumplido todos mis objetivos, pero sí lo he intentado.

– La decisión de ser madre de Gemma Mengual, en 2010, ¿le acabaría sirviendo de ejemplo al cabo de los años?

– En aquel momento no me lo planteé, pero viendo a Gemma, a Teresa Perales, a Maialen (Chourraut)… a muchas deportistas españolas y de fuera como Serena Williams, Allyson Fénix o Alex Morgan, que han conciliado su carrera, sí se convierten en referentes. Aunque hasta que no decides ser madre no empiezas realmente a irte encontrando la realidad.

– Se decía de usted que era la mezcla perfecta entre Mengual y Andrea Fuentes. ¿Le gustaba o era una presión añadida?

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Ona posa para AS en la Avinguda Diagonal de Barcelona.

«Me hubiera gustado explicarle mi visión (a Anna Tarrés), pero no me ha dado pie»

– No, la verdad es que no. Me hubiera gustado explicarle mi visión, pero ha sido muy difícil, no me ha dado pie a nada y no estoy nada contenta por cómo ella ha gestionado todo lo sucedido. Alguna vez hemos coincidido, como en una exhibición de Navidad, pero tampoco le sigo los pasos. Por suerte, en el deporte las cosas están cambiando. Yo de Anna he aprendido muchas cosas, algunas bonitas del deporte y muchas otras con las que no estoy de acuerdo, con las que he aprendido cómo no debe gestionarse. El deporte debe saber controlar la salud mental, cómo cuidar a la persona, por encima de resultados, objetivos e hitos.

– Si escucha ‘La Cumparsita’, la música con la que junto a Andrea Fuentes ganaron la plata en el dúo de Londres-12, ¿qué le viene a la cabeza?

– Me vienen muchas horas para buscar la excelencia. Esa rutina la trabajamos durante casi tres años. Fue un dúo que cambió cosas de nuestro deporte, que lo evolucionó.

– Imagino que similares sensaciones le traerá el ‘Barcelona’ de Montserrat Caballé y Freddie Mercury, en su bronce del solo libre en el Mundial de 2013, en casa.

– Fue muy guay. Recuerdo cuando pude estar con Montserrat Caballé, con Mayu (Fujiki) trabajando la rutina y el Palau Sant Jordi espléndido. El Mundial de Barcelona fue épico.

– Ganó usted en esos días siete medallas y llegó a perder siete kilos…

– Sí, perdí unos cuantos. Acabé muerta, necesité cinco días de estar metida en la cama durmiendo y poco más. El desgaste había sido físico y mental, compitiendo siete días seguidos, algunos mañana, mediodía y tarde.

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Ona, en el Mundial de Gwangju-19.

«¿Base Mark? Ahora gana quien mejor compite (…) Es más justo»

– De lo que se ha librado es del ‘Base Mark’, que cambia el destino de la sincro, ahora llamada natación artística…

– Me he librado, es verdad, pero también me da pena. En el fondo, estoy a favor del cambio porque es la manera de que sea un deporte más emocionante. No se puede perder la parte artística, pero ahora gana el que mejor compite. No el mejor pero sí quien mejor lo hace en ese momento o quien lleva mejor estrategia. Es más justo. Antes soñabas pero había ciertas barreras, ahora todo puede pasar. Una inglesa ganó una medalla mundial, algo impensable, o de repente China quedó octava.

– ¿Qué le augura a esta generación española?

– Lo mejor. Son unas grandísimas nadadoras, un equipo precioso humanamente y en todos los sentidos, que ya llevan unos cuantos años trabajando juntas. En vistas a París veo muchas posibilidades. Están viviendo un cambio y han sabido leerlo de la mejor manera posible e integrarlo. Mayu ha leído muy bien el nuevo reglamento, la nueva filosofía de la sincro, arriesgarse cuando puedan y ser más prudentes cuando haya que serlo. Han sido y serán muy buenas competidoras. Nos harán disfrutar y vibrar mucho.

«Iris tiene personalidad propia, es humilde, natural y con un talento que flipas»

– ¿Ve a Iris Tió como su sucesora?

– Totalmente. Iris tiene una personalidad propia, es una grandísima nadadora y una de sus virtudes más bonitas es que es humilde y muy natural. Y tiene un talento que flipas. Lo reúne todo para que le vaya muy bien. A ella y a todas, porque son un equipo brutal. En el dúo con Alisa (Ozhogina) tienen unas piernas y una compenetración buenísimas. Tienen presente y muchísimo futuro.

– El presente de Ona Carbonell pasa, entre muchas otras actividades, por la creación de una firma de ropa que sea sostenible, ¿verdad?

– Sí. La marca se llama Ona. Ahora hemos hecho una colaboración con Jordi Roca y con Ale Rivas, su mujer, que han abierto en Girona una bikinería que lo será de sándwiches y de ropa de baño. Son sostenibles, con tintes naturales. En verano sacaremos la nueva colección. Con lo que me estoy encontrando junto a mi socia, Araceli López, es que ser sostenible es muy difícil y caro, pero nuestra intención es cambiar la industria de la moda, pasar del ‘fast-fashion’ a un ‘slow-fashion’, cuidando el producto y a las personas que intervienen en él, con proximidad. La intención es no consumir de cantidad, sino de calidad.

– También preside la Comisión de Maternidad y Deporte del Comité Olímpico Español, donde se lanzan una serie de demandas a federaciones internacionales y al COI.

– Hace un año que trabajamos, hemos ido dando pequeños pasos y, aprovechando que llegan los Juegos, hemos puesto tres ideas sobre la mesa. La primera es que las y los deportistas con bebés de hasta 18 meses puedan viajar a las competiciones con ellos, y que se disponga una sala de cuidados y de lactancia. También nos está ayudando Pau Gasol. Luego está la congelación del ránking: no podemos hablar de conciliación si cuando eres madre caes al 200 del ránking, pierdes la beca, no optas a clasificarte a nada… Es intolerable, debería regir una misma normativa para todas las federaciones. Y, finalmente, en España estamos tejiendo una red de profesionales específicos para la época de pre y postparto. Hay muchos más puntos en la lista, pero comenzamos por esos tres.

«No podemos hablar de conciliación si al ser madre caes al 200 del ránking»

– Sin ánimo de frivolizar, ¿puede ser la natación artística el único deporte y casi diría que faceta de la sociedad en que existe una discriminación hacia el hombre?

Sí, totalmente. Soy la primera que lucha para que eso no suceda, porque queremos igualdad en todos los sentidos. En el caso de la sincro, nos tenemos que poner las pilas ya. Los hombres han de poder competir en las mismas pruebas, con las mismas becas. Hay una discriminación hacia el sexo masculino. Se está luchando pero debemos hacerlo más rápido.

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