Bamako, 20 mar (EFE).- La filial de Al Qaeda en el Sahel, denominada Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (GAIM), lanzó dos ataques esta semana con misiles de tipo BM-21 (Grad) contra posiciones del Ejército maliense y de los mercenarios rusos de Wagner en el norte de Mali.
El grupo terrorista anunció en una nota publicada por su brazo propagandístico Az-Zallaqa haber bombardeado este martes una base militar del Ejército maliense en la ciudad Anéfif, en la región norteña de Kidal, sin dar más detalles.
Además, la organización yihadista asegura haber atacado el pasado lunes con tres misiles de tipo Grad posiciones de estas fuerzas en el aeropuerto de Tombuctú, en el norte del país, lo que según dicen causó daños humanos y materiales «graves en las filas del enemigo».
Tras los dos bombardeos, el GAIM publicó fotos de varios hombres armados encapuchados disparando misiles desde una zona desértica, que supuestamente corresponden a los comandos que lanzaron los ataques.
En un comunicado, el Ejército de Mali reconoció el ataque contra el aeropuerto de Tombuctú y negó que haya causado daños, pero se pronunció sobre el bombardeo de la base militar de Anéfif.
Añadió que sus efectivos respondieron con una persecución que se saldó con la «neutralización de los terroristas responsables de los disparos y sus cómplices» y la destrucción de un «importante» depósito logístico en Zouera, a 90 km al oeste de Tombuctú.
En un segundo comunicado, el grupo terrorista GAIM afirma que el Ejército maliense bombardeó durante su ofensiva un mercado popular en Zouera con aviones no tripulados, lo que causó un muerto y dos heridos en las filas de los civiles.
Por otra parte, el Ejército maliense anunció también haber detectado y desmantelado el pasado lunes un convoy terrorista cerca de Tongui, en la zona de Gomitra, al norte de Bamako, matando a «varios terroristas» y recuperando material bélico.
Ese mismo día, una patrulla militar destruyó una base terrorista en el bosque de Niaba, en la región norteña de Douentza, matando a varios supuestos terroristas y confiscando más material de guerra.
Este país de la inestable región del Sahel, gobernado por una junta militar golpista desde 2020, es escenario de ataques terroristas continuos perpetrados por el GAIM y Estado Islámico (EI).
En los últimos meses, reacciones imprecisas e indiscriminadas del Ejército maliense, apoyado por los mercenarios rusos de Wagner, han provocado además masacres en las filas de civiles denunciadas por instituciones como la ONU.
Según la plataforma ‘Armed Conflict Location And Event Data Project’ (ACLED), que monitoriza la violencia en el mundo, en 2023 murieron 3.364 personas en Mali por ataques de grupos no estatales y otras 2.244 a manos de fuerzas estatales. EFE
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