viernes, septiembre 20, 2024
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¿Por qué nos enamoramos de gente con pareja?: «Imaginamos cómo sería nuestra vida con esa persona y eso engancha más que la realidad»

Hacía meses que a Julia no le llamaba la atención ningún chico después de romper con su ex de una manera un tanto traumática. Pero este verano durante unas vacaciones con sus amigas, conoció a un chico que le hizo volver a ilusionarse: “Pasamos mucho tiempo juntos porque convivíamos en el mismo hostal y a medida que hablaba con él más me gustaba”. Pero había un problema: tenía novia. No pasó nada entre ellos, y él le dijo que a pesar de la conexión entre ambos, quería a su pareja. Pero después del viaje ella seguía pensando en lo vivido: “Sabía que no podía ser, pero no lo pude evitar”. A David le ocurrió algo similar. Empezó a compartir miradas, risas y conversaciones con una compañera de trabajo, y aunque conocía que ella estaba en una relación, él decidió seguir ahí: “Era adictivo, lo pasé muy mal porque era consciente de que no llegaría a más pero no podía parar de imaginarme una historia a su lado”.

En el caso de Ana, incluso hubo declaración. Fue a una fiesta con una amiga y allí conoció a un chico del que previamente sabía que estaba con alguien, aún así surgió la chispa entre ambos. “Me gustó porque era un amor imposible, de estos con los que te obsesionas e idealizas, y a lo mejor sino hubiera tenido novia ni me hubiera fijado en él”, cuenta. No es la única vez que le ha ocurrido, y no sabe el motivo: «No es que me gusten porque están en pareja, pero piensas ‘si está con alguien por algo será’, y ahí es donde la cabeza empieza a volar”, relata. Esta última es precisamente la culpable y no el corazón. De hecho, recientemente un estudio recogido en la revista Cerebral Cortex de la Universidad de Oxford concreta con qué zonas o cómo se activan, dependiendo de si se trata de pasión por los hijos, los amigos o la pareja, entre otros. El que hay entre dos amados es uno de los más fuertes.

¿Por qué, entonces, caemos ahí aún sabiendo que no es bueno? Eva Gutiérrez, psicóloga sanitaria especializada en terapia de pareja y autora del libro Si es tóxico no es amor. Detecta las relaciones tóxicas y aprende a encontrar la salida al amor de verdad (publicado recientemente por Ediciones B) explica en El Periódico de España, que aunque no se pueda definir como tóxico puede llegar a serlo: “Si te has pillado de alguien que no está disponible y actúas saltándote los límites de esa persona (por ejemplo insistiendo en tener una relación cuando la otra persona ya te ha dicho que no está interesada), entonces sí puede volverse en algo muy negativo. Pero al principio no somos conscientes de ello”.

Fantasías y montañas rusas

La historia de Julia, David y Ana es mucho más común de lo creemos y según la experta se basa en cinco pilares principales: idealización, miedo al compromiso, morbo por lo prohibido, desafío y repetición de patrones. De todos ellos, remarca el primero: “Es muy fácil ensalzar a esa persona. Como no tienes una relación real, tu cabeza te va a llevar a escenarios irreales fantaseando cómo sería estar juntos y lo maravillosa que sería tu vida a su lado… estos pensamientos, que no son más que producto de tu cerebro, van a hacer que la persona te parezca aún más atractiva”, relata.

Esto fue lo que experimentó David que se ha imaginado con su compañera en multitud de lugares, “planeaba un viaje y solo pensaba en hacerlo con ella”, comenta. Este factor se relaciona directamente con la atracción por eso de que no puede ser, “para muchas personas lo inalcanzable o el desafío que supone conquistar a alguien no disponible es emoción pura y dura. Y lo que genera este tipo de situaciones puede confundirse con amor o pasión, lo que hace que la persona se sienta más atraída a pesar de las circunstancias”, añade Gutiérrez.

La protagonista de "Titanic" tiene pareja cuando conoce a Jack y se enamora de él.

La protagonista de «Titanic» tiene pareja cuando conoce a Jack y se enamora de él. / 20th CENTURY STUDIOS

A estos dos anteriores se une el miedo al compromiso o a la intimidad, “al enamorarte de alguien con quien no es posible tener una relación estás evitando el riesgo que supone tener una conexión de verdad, una profunda, y eso asusta”, indica. Pero sin duda, el motivo más peligroso es el que está relacionado con la falta de autoestima y la necesidad de validación. “La idealización que haces de esa persona y la frustración de no poder tenerla, va a hacer que te compares con su pareja. ¿Por qué está con ella (o con él) y no conmigo?, ¿qué tiene esa persona que no tenga yo?”, explica la psicóloga. Estas preguntas son las que resonaron en la cabeza de Ana, “no me había pasado nunca y ahí fue donde me di cuenta de que lo que me estaba pasando no estaba bien”, añade.

¿Dónde queda el amor propio?

Al final quien sale más perjudicado de este triángulo es uno mismo. Lo hemos visto en multitud de películas como Titanic (1996), La boda de mi mejor amigo (1997), La la land (2016), o series más recientes como Un cuento perfecto (2023). También a lo largo de la Historia en la que muchos de los protagonistas de las comedias románticas, sobre todo las mujeres, acaban mal por culpa de la toxicidad y por la forma en la que nos han educado a la hora de afrontar las relaciones afectivo-sexuales. La escritora Karmele Jaio reflexiona sobre ello en su último libro Amor capital (publicado en la editorial Destino), en el que su protagonista, Olga, se ve envuelta en una situación de este tipo.

“Llamamos amor a muchas cosas que en realidad no lo son. Hay veces que lo confundimos con una atracción sexual o simplemente con la necesidad de reflejarnos en la otra persona y sentirnos más bellos física y emocionalmente. Debajo de todo esto se esconden muchas otras capas de emociones peligrosas como la dependencia, el narcisismo, o el poder”, argumenta en El Periódico de España. La autora profundiza a lo largo de la obra en la manera en que se ha enseñado a las mujeres a convertir a la pareja en el centro de su vida. “En nosotras hay una centralidad absoluta del amor, crecemos con la idea de que tenemos que estar ahí para que nos elijan, y sino lo eres hay un problema. Nos educan para ser la amante o la cuidadora, y esta forma nos deja en un lugar muy vulnerable”, añade.

Los protagonistas de "La boda de mi mejor amigo", en la que ella está enamorada de él aunque sabe que se va a casar con otra mujer.

Los protagonistas de «La boda de mi mejor amigo», en la que ella está enamorada de él aunque sabe que se va a casar con otra mujer. / SONY PICTURES

Esta postura puede ser el origen de grandes problemas de autoestima, como comparte Eva Gutiérrez, “tu cabeza no va a darte tregua ni un segundo, y llegarás a pensar que su pareja es la persona perfecta y en ti no verás más que defectos, con el peligro que ello conlleva: te crearás inseguridades e irás generándote poquito a poco un sentimiento terrible de inferioridad”, explica. De hecho, para Jaiao, el dilema está en el desafío de ser la opción elegida: “Esa idea del cuento perfecto sigue ahí y este empacho romántico nos lleva a hacer cosas sin límites y que tenga pareja no lo es. Es una nueva oportunidad para sentir eso que nos han enseñado”. Los datos la respaldan. Según la Encuesta sobre relaciones sociales y afectivas pospandemia cuyos resultados publicaba el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) el pasado mes de marzo, casi un 70% de los encuestados por el CIS opina que sí, que «el verdadero amor lo puede todo”, la mayoría eran mujeres (63%).

Nos hace vulnerables

Habla de ello la periodista y escritora Mona Chollet en Reinventar el amor (Ed. Paidós), un ensayo en el que explica por qué, al enamorarnos, hombres y mujeres estamos condicionados por mecanismos de desigualdad, dominación y subordinación. “Esta sociedad nos enseña la adicción al amor -a las mujeres- y luego nos ridiculiza por ello”, escribe. Sin embargo, Gutiérrez, sostiene que nadie está a salvo, independientemente de su sexo: “Sentirse atraído por alguien emocionalmente no disponible afecta tanto a mujeres como a hombres. En consulta lo veo a diario. La mezcla de lo prohibido junto con la idealización y el desafío crea un cóctel perfecto que se vive con una intensidad emocional enorme”.

Quizás la cuestión más compleja de esto es saber si la imposibilidad de desarrollar ese romance es realmente un condicionante en sí. “No está en tu mano de quién te sientes atraído porque no elegimos de quién nos enamoramos, pero lo que sí está en tu mano es qué haces con esa atracción. Si esa persona que tanto te gusta no está disponible, acéptalo”, indica la psicóloga. El mejor aliado en este caso es solo uno, el amor propio: “El autocuidado y tejer una red social que te valora te ayudarán a sanar. Tú vales mucho. No lo olvides nunca”.  

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