sábado, septiembre 21, 2024
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Cheptegei, la última cara de un drama

Un árbol herido en sus entrañas, quemado y astillado pero aún con vida, se sostiene en pie como testigo mudo del brutal e irracional ataque que costó la vida hace unas semanas a la atleta Rebecca Cheptegei. Allí, en el patio de una casa del condado keniata de Trans-Nzoia -donde se había comprado unos terrenos cerca de los campos de entrenamiento-, la maratoniana ugandesa, que volvía de la iglesia con sus dos hijas, fue atacada cruelmente por su expareja, Dickson Ndiema, que la roció con gasolina y le prendió fuego. Pese a los intentos de los vecinos por socorrerla, Rebecca, con el 80% de la superficie de su cuerpo quemado, no pudo sobrevivir a las gravísimas heridas y murió varios días después en el hospital universitario de Eldoret.

El asesinato de Cheptegei, que había realizado su debut olímpico en el maratón de los Juegos de París con 33 años, removió de nuevo los cimientos del dolor y la rabia de la sociedad keniata en general, y de la comunidad atlética en particular, golpeada en los últimos años por una lacra que deja unas estadísticas terribles en el país africano. Según datos gubernamentales de 2022, casi el 34% de las niñas y mujeres keniatas entre 15 y 49 años ha sufrido violencia física. Y el matrimonio acrecienta ese riesgo porque el porcentaje de las mujeres casadas víctimas de maltrato asciende al 37%.

Un árbol, situado en el patio de la casa de Cheptegei, aún con señales del brutal ataque

Un árbol, situado en el patio de la casa de Cheptegei, aún con señales del brutal ataque@tirops_angels

En una sociedad que aún presenta numerosos tintes patriarcales, la violencia machista se infiltra en todos los estratos, también en el deporte. En los últimos años se ha cebado especialmente con el atletismo, la disciplina en la que muchos de los que corren desde niños para desplazarse entre las localidades del valle de Rift ven una esperanza para encontrar una vida mejor.

En octubre de 2021, Agnes Tirop, bronce mundial en los 10.000, fue asesinada por su marido, que le asestó varias puñaladas en el cuello y el abdomen. La atleta, una de las corredoras keniatas de más éxito en ese momento tras haber sido cuarta en los 5.000 metros de los Juegos de Tokio, había regresado a su país tras correr los 10 kilómetros de Ginebra, sólo unas semanas después de batir la plusmarca mundial de la distancia en Herzogenaurach (Alemania). 

Tirop, a la derecha, en carrera

Tirop, a la derecha, en carrera

“Habíamos hablado con ella para esa carrera y estaba tranquila”, recuerda a MARCA Mónica Pont, exatleta española y representante del grupo Demadonna Athletics Promotion. “Se había separado de su marido o, al menos, estaba en trámites. Pero no comentó con nadie en ese momento ningún otro problema, ni siquiera con su compañera de habitación aquellos días”.

A medida que avanzó la investigación policial sobre su asesinato, se conoció que unas propiedades de Tirop habían cambiado misteriosamente de manos mientras ella competía en los Juegos y su pareja, Ibrahim Rotich -que se encuentra en libertad bajo fianza con el juicio aún pendiente-, se había deshecho de algunas de ellas. “Estamos convencidos de que la mataron por su riqueza”, aseguró entonces Jeremiah Sawe, portavoz de la familia de Tirop.

En una zona del país, el condado Elgeyo Marakwet, donde el 57% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, el atletismo se ha convertido para muchos jóvenes en una forma de ayudar a sus familias. Y gracias a la peculiaridad de esta comarca, una altiplanicie situada a más de 2.000 metros de altitud con una población acostumbrada a correr desde la infancia y unas características morfológicas y genéticas propias de su grupo étnico, la densidad de corredores de éxito se ha multiplicado exponencialmente, sobre todo desde que en los Juegos de 1968 Kenia ganara nueve medallas, ocho de ellas en atletismo, y sus protagonistas fueran recibidos como héroes y agasajados con casas y premios en metálico.

El número de atletas femeninas que mantiene a sus parejas se ha incrementado notablemente

Juan Pedro Pineda, representante de atletas

“Hay muchas atletas en Kenia que, comparativamente, son mejores que los hombres”, asegura el representante Juan Pedro Pineda a este diario. “El número de atletas femeninas que mantiene a sus parejas se ha incrementado notablemente y hay algunos casos en los que los maridos, que no siempre tienen nociones de atletismo, deciden tomar las riendas de sus entrenamientos, algo que a veces va en detrimento de su progresión”.

Además de la extrema supervisión deportiva, es precisamente el control de las finanzas uno de los motivos que emerge tras los casos de violencia de género que se han producido en el atletismo en Kenia. “Lamentablemente ha sido una práctica habitual que las atletas sean maltratadas física y económicamente por sus parejas”, explica a MARCA Sarah Ochwada, abogada keniata especializada en Derecho Deportivo, que se ocupa de casos de violencia doméstica que involucran a deportistas. “La violencia contra las atletas ha estado presente mucho antes de la muerte de Agnes y existe hasta hoy”.

Lamentablemente ha sido una práctica habitual que las atletas sean maltratadas física y económicamente por sus parejas

Sarah Ochwada, abogada de Derecho Deportivo

Días después del crimen de Tirop se halló el cuerpo sin vida de la atleta Edith Muthoni con un fuerte golpe en la cabeza y meses más tarde, en abril de 2022, fue asesinada la fondista de origen keniata Damaris Muthee Mutua, de 28 años.

En ambos casos la policía señaló a sus parejas como presuntos autores, al igual que en el secuestro en Nairobi de Lucy Njeri, que logró escapar de los captores que habían sido contratados por su marido. “Durante mi trabajo, he aconsejado a las atletas que se protejan y también he participado en el desarrollo de políticas para el gobierno y las organizaciones deportivas con el fin de mejorar la seguridad y la sensibilización”, explica Ochwada.

De hecho, el crimen de Agnes Tirop concienció a muchos estamentos de que era necesario cambiar pautas para ayudar a algunas deportistas a romper determinados patrones patriarcales preestablecidos. “Numerosas atletas tenían sus cuentas a nombre del marido, que estaba presente y tenía voz en la negociación de los contratos de las carreras”, asegura Mónica Pont. 

Tras el asesinato de Agnes no permitimos a las parejas estar ‘in situ’ en esas reuniones. La negociación deportiva y económica se hace exclusivamente con ellas

Mónica Pont, representante de atletas

“Después del asesinato de Agnes no permitimos a las parejas estar ‘in situ’ en esas reuniones. Pueden acompañar a sus mujeres, pero la negociación deportiva y económica se hace exclusivamente con ellas”, explica.

El alcohol, en el foco

Durante el funeral de Agnes Tirop, que congregó a miles de personas -entre ellas numerosos atletas-, Eliud Kipchoge, el segundo maratoniano más rápido de la historia y el único que ha logrado bajar de las 2.00:00 de manera oficiosa, hizo un llamamiento al gobierno de su país para que implementaran proyectos que orienten a los futuros atletas y ayuden a evitar así problemas como el alcoholismo o las relaciones engañosas con personas que se hacen pasar por entrenadores. “El 80 por ciento de los atletas bebe alcohol, por lo que hay mucho que hacer”, aseguró entonces un Kipchoge siempre comprometido. “De lo contrario, tendremos muchas carreras conmemorativas en el futuro. Hay malos personajes en nuestro deporte, personas que no tienen valores”.

Funeral de Agnes Tirop

Funeral de Agnes Tirop

En Kenia he tenido que ir a un bar a por un atleta debido a su estado de embriaguez y tres semanas después, ese mismo atleta ha corrido un maratón en Europa en 2.04:00

Juan Pedro Pineda, representante de atletas

Según un estudio de la Autoridad Nacional para la Campaña contra el Abuso del Alcohol y la Droga en Kenia, uno de cada ocho kenianos (3,5 millones de personas) beben alcohol de forma habitual. “Entre algunos atletas, aunque no es la mayoría, la ingesta de alcohol existe y sorprende”, destaca el representante Juan Pedro Pineda. “En Kenia yo he tenido que ir a un bar a por un atleta debido a su estado de embriaguez y tres semanas después, ese mismo atleta ha corrido un maratón en Europa en 2.04:00”.

Por eso, en ocasiones, el alcohol es un problema añadido a la violencia. “Existe, pero ese consumo es más común entre atletas emergentes, quizás de un segundo o tercer nivel”, apunta Mónica Pont. Esos deportistas suelen vivir en sus domicilios, fuera de los campos de entrenamiento de élite en el que predominan los hombres. Porque ellas, muchas de las cuales tienen hijos, se entrenan, pero siguen pernoctando en sus casas al cuidado de la familia.

El nacimiento de los Ángeles de Tirop

Fue el asesinato de Tirop, a la que el marido obligó a abortar, el que marcó un antes y un después en la sensibilización sobre la violencia machista en el valle del Rift. Su compañera y amiga Violah Lagat tomó la palabra en su entierro para remover conciencias y dar un golpe en la mesa. “Hoy estoy aquí por una cuestión: la violencia de género. Estoy aquí porque hay que hacer algo. Y hay que hacerlo ahora, no mañana ni ningún otro día, hay que empezar hoy”, aseguró.

Estoy aquí por una cuestión: la violencia de género. Estoy aquí porque hay que hacer algo. Y hay que hacerlo ahora, no mañana ni ningún otro día, hay que empezar hoy

Violah Lagat, atleta, en el funeral de Agnes Tirop

Nació entonces la ONG Ángeles de Tirop, fundada por la familia de Agnes y atletas como Lagat y Chelimo. Desde entonces, esta asociación vela por los intereses y la seguridad de las mujeres de la zona. “Vamos a los pueblos, a campamentos de atletismo, a escuelas… Para cambiar la cultura tenemos que empezar con la generación joven”, ha explicado Joan Chelimo en diversas charlas. “Hoy, si una niña sufre abusos en Iten, llamarán a Los Ángeles de Tirop. Hace años, eso no hubiera sucedido”.

Trabajo por hacer

Porque la concienciación ha crecido, pero queda mucho trabajo por hacer. “En Kenia no hay leyes particulares o especiales sobre la violencia de género”, explica la abogada Sarah Ochwada. “El Servicio de Policía ha establecido que haya agentes femeninas en las oficinas en caso de que las víctimas deseen denunciar casos de violencia doméstica. Sin embargo, el miedo y el estigma aún dificultan estas acusaciones. La violencia de género tiene múltiples capas y es polifacética. Es difícil atrapar a los agresores y aún más difícil detenerlos”.

En Kenia no hay leyes particulares o especiales sobre la violencia de género

Sarah Ochwada, abogada especialista en violencia de género

Por eso, otra de las líneas de trabajo que solicitan las ONG es el desarrollo de leyes que aumenten las penas de cárcel para los asesinos, así como el establecimiento de una línea directa de denuncia durante 24 horas al día, servicios de asesoramiento y atención médica. “Será necesario un esfuerzo comunitario para cambiar los valores de la sociedad en la que residen nuestros atletas para que las mujeres estén protegidas y los hombres consideren a las mujeres como seres vivos, dignos de su protección y no objetos a los que hacer daño o de los que abusar”, asegura Ochwada. Porque la esperanza, como la vida y el deporte, sigue abriéndose paso por los caminos de tierra del Valle del Rift.

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