Todos daban por hecho que The Bear iba a ser una de las grandes triunfadoras durante la gala de los Emmy. A pesar de que esa misma noche ya se había hecho con la nada despreciable cantidad de cuatro estatuillas, llegó Hacks y les agrió el postre al alzarse con el premio a la mejor serie de comedia. Y pese a que The Bear estaba en muchas quinielas, nadie ha abierto la boca para cuestionar a la ganadora y, en líneas generales, se ha considerado que lo tenía más que merecido. Más bien, lo que se ha venido cuestionando es precisamente lo contrario. Si realmente The Bear debería de competir en la categoría de comedia, como ya publicamos en este blog hace unas semanas.
Frente a la agonía y el sufrimiento de los cocineros de ese restaurante de Chicago que aspira a obtener una estrella Michelin y donde todo el mundo está enfadado, Hacks sabe transmitir alegría y buen rollo desde sus primeros minutos. Y eso que esta última se presta a contar con momentos dramáticos, porque el punto de partida es la decadencia de una célebre humorista de Las Vegas enfrentada a la llegada de su madurez. A fin de atraer a nuevos públicos, especialmente a los más jóvenes, contrata a una nueva guionista, que es la otra gran protagonista de la serie. El choque generacional entre los personajes que interpretan Jean Smart y Hannah Einbinder, unos diálogos memorables y una de esas bandas sonoras ideales para tener en Spotify constituyen un plato que ha sido mejor valorado por los miembros de la Academia.
A lo largo de las tres temporadas emitidas, Hacks ha dado muestras en sobradas ocasiones de que puede tocar temas profundos sobre la sociedad actual y el choque entre dos generaciones, sin renunciar a ser divertida. Es de esas series que siempre sabe arrancar una sonrisa y que recoge el testigo que nos dejó el año pasado la despedida de La maravillosa señora Maisel. Deborah Vance es ahora nuestra monologuista favorita de la tele. El optimismo que rebosa Hacks llegó en unos tiempos en los que todavía estábamos sacudiendo las telarañas que supuso el confinamiento por la pandemia y en el que el público reclamaba algo que le hiciera un poco más feliz en días que no lo eran tanto.
La relación entre las dos protagonistas ha cambiado a lo largo de estas tres temporadas de desencuentros y reconciliaciones. Ya no es la de una empleada y su jefa borde, sino que ya casi se tratan de igual a igual. Incluso respetan y empatizan mutuamente. Deborah cada vez es un poco más como Ava y Ava es un poco más como Deborah. La veterana se ofende cuando alguien hace chistes a costa de los bisexuales y ha subido en empatía; mientras que Ava se indigna con quienes quieren cancelar a su jefa. Con la excusa del choque generacional, la serie nos habla sobre la evolución del humor y cómo esos chistes que antes nos hacían tanta gracia, a lo mejor ya no la tienen tanto; y cómo algunos de los que censuran puede que lo estén haciendo desde el prejuicio. En ningún momento quiere colar el mensaje de que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero tampoco idealiza el presente.
Cuando ya vuelven a parecer las mejores amigas del mundo y se culmina ese proceso de simbiosis entre dos personas que parecían antagónicas, pronto surge algo que las vuelve a separar. Una traición inesperada tras la que siempre estamos deseando que se perdonen. Este pelearse y volver a ser amigas es algo muy parecido a lo que les pasa en Cobra Kai a Danniel La Russo (Ralph Maccio) y a Johnny Lawrence (William Zabka). Jean Smart le tiene perfectamente cogido el punto a su personaje; mientras que Einbinder sigue estando cada vez mejor.
En anteriores ediciones de los Emmy, Hacks había tenido la mala suerte de tener como principal competidora a Ted Lasso, que había venido siendo uno de los niños mimados de la crítica especializada. Mientras se preparan spin off de su rival, los seriéfilos este año ha encontrado a una buena sucesora en esto del buenrrollismo televisivo. Algunos la descubren por primera vez y otros se han reenganchado con una tercera temporada que ya se había estrenado antes de verano, pero a quienes la avalancha permanente de estrenos no les había permitido ver hasta ahora. Se da la circunstancia de que la tercera temporada de The Bear no había convencido entre algunos analistas. Para algunos se había pasado de frenada en intensidad emocional y era demasiado densa. De alguna manera, con el premio a Hacks también se consigue que la antigua HBO, hoy Max a secas, se hiciera con estatuillas relevantes. Tras haber sido referente en las series de televisión, últimamente parecía haber quedado como relegada e irrelevante. Los premios a Hacks y a Jodie Foster por la cuarta temporada de True Detective han logrado que Max no se fuera de vacío.
Las quinielas apuntaban a Disney como la gran ganadora, ya que si The Bear era la favorita en comedia, en drama era Shogun la que aspiraba a arrasar y de hecho lo hizo. Pero no todo se ha ido a la casa del ratón. Netflix ha logrado también importantes galardones como el de mejor miniserie, con el triunfo de Mi reno de peluche; mientras que Elisabeth Debicki lograba que tampoco The Crown se fuera de vacío en su temporada final con el premio a mejor actriz por su papel de Diana de Gales. De esta manera, parece que hay premios para todos.
