13 años y cuatro días después de haber sido elegido por primera vez presidente de ERC, Oriol Junqueras regresa este sábado a la carretera con el mismo objetivo: volver a obtener el apoyo de la militancia para liderar el partido. Si en aquella ocasión la carrera por el liderazgo fue un paseo -no tenía rival-, esta vez la situación es diferente y deberá competir contra tres candidaturas. Los tiempos en ERC han cambiado.
La puesta de largo de la candidatura de Junqueras, ‘Militància Decidim’, será en el Teatre de La Passió de Olesa de Montserrat. Más allá de la ironía que pueda suscitar el lugar elegido en plena crisis fratricida en ERC, el acto busca ser fundamentalmente una demostración de fuerza de la candidatura, que se propone convocar a mil personas que le den apoyo. El mensaje este sábado estará más en la escenificación que en el contenido.
Técnicamente, Junqueras ya lleva desde mediados de mayo recorriendo las agrupaciones del partido buscando apoyos. Hasta ahora, sin embargo, había buscado una precampaña discreta centrada básicamente a celebrar actos con los afiliados alejados de los medios de comunicación. El de este sábado será, pues, el primer gran evento que abrirá a todo el público. De ahí la importancia de llenar el teatro.
La puesta de largo de este sábado también servirá para ver en acción a las principales caras que acompañan a Junqueras. Intervendrán los exconsellers Raül Romeva y Bernat Solé; la eurodiputada Diana Riba; la diputada en el Parlament Ana Balsera, la exsenadora Laura Castel y el alcalde de Sant Julià de Ramis, Marc Puigtió. Junqueras tiene pendiente señalar quien será su equipo, sobre todo su nueva número dos. No puede ser la de toda la vida, Marta Rovira, ya que el tándem que formaron durante más de una década se rompió tras los malos resultados de las elecciones catalanas.
Para recuperar el trono del partido, Junqueras ofrece a los militantes sobre todo un mensaje: si sacó a ERC de la depresión interna y electoral en 2011 hasta llevarla a la cima, puede volver hacerlo. Y a quien le reprocha que él también es responsable del último ciclo electoral de descalabros -municipales, generales, catalanas y europeas-, se defiende asegurando que desde que entró en prisión en 2017, perdió el control del partido. Esto, sus detractores, lo niegan. Sin ir más lejos, Rovira hizo una carta pública en este sentido.
Se atribuye a Junqueras una cierta ventaja respecto a sus competidores: activó su candidatura casi tres meses antes que el resto y también por su ascendencia histórica en la organización. Sin embargo, la partida no está ganada y, en esto, también hay consenso. Quedan más de dos meses para la votación final, que será el 30 de noviembre y las otras candidaturas empiezan a desperezarse.
Quien quiera ser presidente de ERC tendrá que lograr más del 50% de los votos en una votación entre los 8.000 militantes del partido. Si no, habrá una segunda vuelta dos semanas más tarde. En 2011, Junqueras obtuvo el 92% de apoyo porque entonces no había más candidaturas en disputa. Hoy en día nadie puede soñar en un resultado igual. ERC está fracturada y la primera misión de quien gane será recoserla.
Una cita previa
El acto de Junqueras no será el único acto de ERC destacado del día. Por la mañana, el partido celebra un consejo nacional que no se prevé de trámite. Varios miembros de este órgano, sobre todo pertenecientes a las candidaturas que se presentan a las primarias para liderar ERC, acuden a la cita para pedir explicaciones sobre la polémica de los carteles contra los hermanos Maragall que lleva meses sacudiendo al partido.
Esta semana se han publicado nuevas informaciones que comprometen al partido y varios consejeros nacionales consideran que la situación es ya insostenible. «No podemos llegar al congreso del 30 de noviembre si antes haber zanjado este tema. Esto ya hace demasiado tiempo que dura», expone uno de estos consejeros. Lo que quieren que la dirección de la organización, ahora en manos de Rovira, zanje cuanto antes el asunto.
Ahora misma hay una investigación abierta en manos de la comisión de garantías del partido, pero no tiene fecha para cerrarse. Es una investigación que señala a cuatro personas y que una de ellas, el exresponsable de comunicación del partido Tolo Moya, ya ha avisado de que impugnará ante la justicia. Fuentes de la dirección no prevén que este sábado se tome ninguna decisión.
