Más allá de errores puntuales que pueda cometer, hay un ‘facto’ incuestionable a la hora de analizar el caso de Marc-André Ter Stegen. El guardameta alemán está ‘copando’ los mentideros del barcelonismo después del error que costó la expulsión de Eric Garcia en el Louis II de Mónaco.
No es algo nuevo. El alemán siempre arriesga con la salida de balón. El problema es que este tipo de balones tan comprometidos con el compañero de espaldas y rodeado de rivales tan solo Sergio Busquets era capaz de gestionarlos. Cualquier otro ‘mortal’ del fútbol es carne de que la historia no termine bien.
SOLO BUSQUETS ERA CAPAZ DE LIDIAR CON ESOS BALONES
No solo por esa acción, sino también por la sensación de haber podido hacer algo más en el segundo del Mónaco. Ter Stegen tiene en ocasiones ciertos problemas para salir en balones largos y aéreos. Nadie discute que el alemán ha dado mucho al Barça, que ha sido providencial en muchos de los éxitos que ha logrado el club desde hace una década cuando aterrizó en Barcelona. Y es de recibo ensalzar las dos manos brutales que sacó en dos manos a mano en el Principado, ojo.
Ter Stegen salvó un resultado más abultado en Mónaco / Javi Ferrándiz
Pero desde hace bastante tiempo hay voces que reclaman que Marc necesita competencia real bajo palos para que eleve el nivel de autoexigencia. Nadie ha discutido desde hace 7-8 años su estatus de portero titular. En ocasiones (él mismo lo ha reconocido en alguna ocasión) no ha rendido a su máximo nivel. Por ejemplo, en el primer curso de Xavi como entrenador.
SIN ‘AMENAZA’
La falta de una ‘amenaza’ real para el internacional alemán ha podido conllevar cierta relajación. Y que eso se traduzca en un descenso del rendimiento. Y ahí el club ha preferido apostar por segundos porteros con un rol muy marcado y claro. Ahora es Iñaki Peña y anteriormente lo fue Neto, por ejemplo. Sin opción alguna al ‘sorpasso’.
A sus 32 años (cumplirá 33 esta temporada), Ter Stegen pide a gritos que el club o prepare un relevo generacional absolutamente fiable o que fiche a un arquero con hambre y capacidad de ajustarle las tuercas.
