domingo, septiembre 22, 2024
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“No vengo a sacarle el lugar a nadie, estoy cumpliendo mi sueño”: la vida de Mora Bianchi, la última elegida de Cris Morena

Después de mucho tiempo, la magia de Cris Morena vuelve a suceder. Resulta asombrosa, pero no ocurre por generación espontánea. Detrás de Margarita -y desde mucho antes de su estreno- hay esfuerzo, dedicación, compromiso. Horas, días, meses de trabajo intenso. De un largo entrenamiento para los artistas. De ensayos, pruebas, correcciones. Y también hay talento, claro. Muchísimo talento. Y al fin, una ficción muy lograda. Un producto de calidad internacional. Y repleto de magia.

Derivada de aquel clásico inolvidable llamado Floricienta, la esperada Margarita llega este lunes a las 21:15 a a Telefé, luego de que en Max se emitieran los primeros episodios y se convirtiera en la serie más vista de Argentina. La serie de 40 capítulos marca el debut de Mora Bianchi, otra estrella incipiente que surge de ese semillero inagotable de Cris Morena.

En esta historia que amalgama fantasía, drama, comedia y romance, Mora es Margarita, hija de Florencia Santillán (el personaje que interpretó Florencia Bertotti) y Máximo Calderón de la Hoya (Fabio Di Tomasso). Luego de vivir en distintos hogares de adopción, y aun sin conocer su origen, cierto día se encontrará con Delfina Santillán (Isabel Macedo). Y entonces… ¡momento! Nada de spoilers. No vamos a arruinar la magia.

Mejor entonces presentar a Mora, de 19 años y oriunda de La Plata. Que tiene como referente a Lali Espósito. Y que ahora se sienta con Infobae envuelta en un fenómeno que no deja de sorprenderla. “¡Estoy muy emocionada! Y muy contenta con todo lo que está pasando. Revolucionada en mi casa, con mis amigos. Es todo mucho”, cuenta.

—¿Cómo llegás a Margarita?

—Estaba en el último año del colegio y quería empezar a estudiar con Cris Morena en su espacio: Otro Mundo. Recién salíamos de la pandemia y era todo virtual: ya no estaban los castings presenciales y tenías que mandar un video para la audición, cantando o haciendo lo que a vos te gustaba. Bueno, lo hice. Yo quería la beca. Y resulta que quedé. Pero me dijeron: “No hay becas”. “Ay, bueno… La próxima. ¡Gracias!”, dije. Y a los dos días, de la nada, me volvieron a llamar pero para hacer un casting. Ya era la última etapa de lo que venían haciendo desde hacía varios meses.

—¿Ya se sabía que el casting era para Margarita?

—En el texto, no. Nosotros, no. Era Rita. Y Rita hablaba en francés, en portugués. Llegó el día y dije: “Esto es raro. Jamás me tocó un casting así”. Me hice la dolobu y no lo dije. Y salí. A los dos días me llamaron para hacer este entrenamiento que tuvimos, como de un año. Así llegué.

—¿Empezaste ese entrenamiento sin saber qué personaje finalmente harías en la serie?

—Exacto. Sí.

—¿Y cómo te lo dicen?

—Fue muy especial, como todo, porque Cris es magia, y te hace convertir toda tu vida en magia. Fueron tres meses de entrenamiento, todos los días, y tuve que faltar al colegio; era mi último año. Por suerte en el colegio me acompañaron: iba los miércoles y el resto de las clases las hacía de manera virtual. Hasta que un día nos sentaron a varios y nos dijeron: “Bueno, Margarita, Mora; Daisy, no sé quién…”. ¡Y todos me aplaudían! Fue hermoso. Y además, saber que quedé con amigos. Porque te volvés una familia.

—¿Te la creíste un poco más o todavía te cuesta?

—Me cuesta, me cuesta. Me llegan mensajes, me paran en la calle; no me pasó en la vida. Y es tipo, mi mamá: “Mora, la sobrina de la tía de la cuñada de la vecina quiere un saludo. ¿Se lo mandás? Se llama Roma”. “¡Sí, dale!”. Y es rarísimo: yo, en mi habitación, con mi mamá… “¡Hola, Roma!”. ¡Me encanta! Es lo que soñé toda la vida.

—¿En su momento habías visto Floricienta, Rebelde Way, Casi Ángeles?

—Sí. Lo de Cris Morena está en todos lados: desde chica me sé las canciones de Casi Ángeles, y capaz que no había visto tanto. Cuando empecé con Margarita me puse a ver Floricienta más en profundidad, porque sabía que mi personaje iba por ese lado: “Bueno, a ver quién soy”. Empecé a investigar mucho más de lo que sabía. Porque tengo una responsabilidad.

—¿Pesa esa responsabilidad?

—Un poco. Pero soy una afortunada por haber podido estudiar lo que estoy haciendo hoy en día. Y al estudiarlo sé que estoy capacitada. Todavía me falta un montón, pero si Cris y todo su equipo me eligieron, es por algo. Y yo lo hago con todo el respeto y el amor del mundo. Quiero vivir de esto para toda la vida. Es lo que amo.

—¿Cómo es el vínculo con Cris?

—¡Ay, la amo! Cuando sea grande, quiero ser ella. Nos llevamos muy bien. Después de cada cosa que tenemos, me manda un mensaje: “Morita, ¿cómo te sentiste? Si necesitás algo, avísame. Todo se puede resolver”. O cuando la veo: “¿Cómo te fue?”. Como que ella es la mamá de todos. A todos nos cuida muchísimo. Estuvo todos los días de rodaje: estábamos en un país diferente, sin nuestra familia, en un hotel, cada uno en su habitación, solos. Y ella hizo que eso sea una casa para nosotros. Salimos como una familia también gracias a ella.

Mora Bianchi:

—¿Dónde se rodó?

—En Uruguay. Empezamos a grabar en agosto del año pasado y terminamos a fines de noviembre. Todos esos meses, allá.

Margarita es una gran apuesta de Cris: ustedes se prepararon durante un año cuando este proyecto todavía no tenía pantalla.

—Sí, es una apuesta enorme para ella. Es su vuelta. Esto es 100% de ella y de su equipo. Y nosotros somos responsables. Y estamos cumpliendo un sueño, está buenísimo. Este es su proyecto y va a salir increíble.

—¿Cómo te llevás con cantar? ¿Siempre te gustó?

—Sí, sí. Actúo desde que soy chiquita; cantar, quizás lo estudié un poco menos. En mi habitación cantaba canciones de La bella y la bestia. Andá a saber… Y después, de más grande, empecé a tomar clases. Hoy me siento más segura en la actuación, pero seguiré cantando toda mi vida porque la música es algo fundamental.

—Contame un poquito de vos. ¿Cómo fue tu infancia? ¿Cómo es tu casa?

—Tengo mi madre, mi padre, un hermano más grande, y mi perra, Wendy. Y ahora una integrante nueva, otra perra: Ada. Somos una familia muy normal, clase media, perfil bajo. Que todo esto la revolucionó por completo. Mi hermano es profesor de Educación Física, que es más la parte de mi papá. Y yo soy más de la parte de mi mamá, que también actuó. Ella me inculcó un poco eso.

—¿Estás noviando?

—No.

—¿Propuestas? ¿Ganas?

—Y… sí. Propuestas, sí. De tomar café. Yo espero tomar un café; empecemos por ahí.

—¿Pero andás con ganas de ponerte de novia o tenés todo puesto en lo laboral y en disfrutar este momento?

Soy enamoradiza, soy del mundo romántico. Y soy un cuento también. O sea, necesito casarme, quiero casarme, tener hijos, el vestido blanco con mi esposo. Voy en busca de eso. Así que bueno… ojo. Quiero ser como mi mamá y mi papá, que hoy en día están juntos. Y desde hace 35 o 36 años. Y son felices con sus hijos. Yo quiero eso. Re Susanita.

—¿Cómo se tiene que acercar a alguien que quiere conquistar a Mora? ¿Cuál es la manera?

—Hacerme reír mucho. Soy muy risueña. Y debe ser peliculero, ¿viste? Romántico. Quiero las flores. Quiero…

—Drama.

—¡Sí! Re, re. Yo quiero el cuentito.

—Traeme mariachis y un pasacalles a la puerta de casa.

—Si. Totalmente. ¡Todo!

—Está muy bien. Mora, si me permitís, voy a jugar con vos.

—¡Dale!

—Te voy a dar algunas frases y vos me vas a responder “Mucho”, “Poquito”, o “Nada”, por supuesto en honor a la canción de la serie.

—Bien.

—”Soy ordenada”.

—Poquito. Sí, sí, me cuesta un poco.

—¿Quién te ayuda en tu casa?

—Mi mamá. “¡Mora, ordená la pieza!”. Y yo: “Ay, es mi pieza…”, ¿viste? Claro, entiendo que la gente pasa y está la ropa ahí, tirada. Pero sí, poquito.

—”Soy enamoradiza”.

—¡Oh! Mucho, mucho. ¿Hay otra opción más? O sea: ¿mucho, mucho, mucho, mucho, mucho… mucho? Bueno, lo siguiente.

—¿Sufriste alguna vez por amor?

—Sí, sí. He sufrido. Sufrí de chica. Viste, el primer amor. Y sí, después sí he sufrido. Pero por suerte tengo un vínculo muy hermoso con mis exparejas, muy muy amoroso.

—Ahora, con Margarita, volvieron desesperados.

—Sí. ¡Olvidate! Los tengo acá…

—”Soy buena actriz”.

—Vamos a decir poquito, porque siempre hay mucho más para aprender.

—”Me importa la estética”.

—Poquito. Por suerte.

Mora Bianchi interpreta a Margarita, en la nueva tira de Cris Morena, que se estrenará este lunes en Telefé (Diego Barbatto)

—”Yo participaría en un reality”.

—No. Nada. No, no, no. No me gusta nada la competencia. Estuve y la pasé mal.

—¿Dónde estuviste?

—En un programa de canto de Marcelo Tinelli. En Genios de la Argentina. Bueno, no, no lo busquen. Lo voy a borrar de todos lados ese video. No lo quiero ver más.

—”Me importa lo que opinan de mí en redes sociales”.

—Te soy sincera: no leo. Es un extremo, también: no leo lo que me pone mi madre. Estoy muy segura de mí misma, de dónde estoy y qué lugar ocupo.

—Vamos con nada.

—Poquito. Porque tampoco me voy a… Vamos con poquito.

—”Consumo chimentos”.

—Nada, poquito.

—”Mi sueño es llegar a Hollywood”.

—Mucho. Sí, re. Quiero ir a los Oscar. Cualquier actor o artista quisiera hacer eso.

—”Soy cholula”.

—Ay, no sé. La otra vez me saqué una foto con Abel Pintos y fue algo muy top. Así que vamos a poner un poquito.

—Si te dejo elegir a cualquiera, ¿con quién te gustaría sacarte hoy?

—Chano, de Tan Biónica. Lo amo.

—¿Y de afuera?

—Jennifer Lawrence. La amo.

—”Yo uso filtro para fotos”.

—No, nada. En mi casa, con las ojeras: así te quiero ver.

—”Me gusta más María Becerra que Emilia”.

—Poquito. Me gustan mucho las dos, por igual.

—”Me angustiaría si me inventaran un romance”.

—Poquito. Es medio divertido también. No sé. Ahora te lo digo. En unos años… ¡Después te digo!

—También tenía la de: “Me gusta Lali”.

—También: lo que esté por encima de mucho, muchísimo.

Mora contó cómo es su relación con las redes sociales y si lee lo que dicen de ella:

—Hablemos un poquito de los personajes de Margarita. Uno de los chicos, uno de los protagonistas, es no binario. Y está buenísimo poder incorporar esto en una serie masiva, en Telefé.

—Sí. Es una muy buena decisión y un buen camino. Me parece buenísimo para concientizar, y que todo cada vez sea más normal y más lindo para todos. Que cada uno pueda estar tranquilo caminando por la calle, y viendo una serie.

—También hay un personaje que está dentro del espectro autista.

—Sí. Y me parece espectacular que no sea un tema. Está Merlín (Ramiro Spangenberg ) y está Rey (Mateo Belmonte), y no hay nada más que contar, ¿viste? No hay que decir: “Ah, porque él es…”. No. Es uno más.

—El tratamiento es genial: sucede, y punto. No hay nada.

—Como debería ser en la vida.

—Pero me parece interesante destacarlo porque no pasa a menudo en otras ficciones.

—Totalmente.

—Mora, ¿cómo la estás pasando con todo esto?

—Estoy chocha. Soy una chica que está cumpliendo sueños. No vengo a sacarle el lugar a nadie. No vengo a hacerle el mal a nadie. Estoy acá, como cualquiera quisiera estar. Y lo estoy haciendo por ellos, ¿viste? Estoy como mostrándoles: “Chicos, me saqué una foto con Abel Pintos, la voy a poner en un cuadro”; “Chicos, aparezco en la portada de Telefé”. Quiero que me sientan ahí: una vez fui uno de ellos, y soy uno de ellos. Voy a mi casa todos los días en micro o me llevan mis padres. Tengo esa suerte. Soy una más.

—Y cuando te vas a dormir a la noche y apoyás la cabeza en la almohada, ¿qué pensás?

—Agradezco poder tener este lugar que tanto soñé. Y rezo. Y después pido que al otro día, sea un buen día.

—¿En tu casa siempre estuvo el vínculo con Dios?

—Sí, sí. Fui a un colegio católico en La Plata. Y con mis papás siempre nos aferramos mucho. También a la Ley de Atracción. Entonces, es mucho pedir y agradecer que todo llega.

Mora Bianchi:

—Contame sobre la Ley de Atracción.

—La amo. Mi mamá la sabe explicar mejor que nadie. Ella pone papelitos en su mesita de luz, con velas. Escribió: “Mora en una serie de Cris Morena, protagonizándola”. Y ahí la tenés… Todos los días te levantás y te acostás diciendo eso. Y creyéndotela. Así mi mamá ha conseguido millones de cosas para mí y para mi hermano.

—¿Cómo que?

—Como cuando arranqué en el mundo de la televisión en 2019, cantando en la apertura de ShowMatch. En ese momento mi mamá recién lo empezaba a hacer. Escribió en un papel, y tenía que poner una manzana en un Tupper, cortada, dejarla una noche y pedirle a los ángeles no sé qué… Yo había hecho casting. “Pedí para que quedés en esta apertura”, me dice. “¡Buenísimo, mami!”. A la noche voy, me como la manzana. “¡Cómo te vas a comer la manzana! La Ley de Atracción y no sé qué…”, me dice. Y después, quedé.

—Mamá, no era tan importante lo de la manzana…

—Acá estoy.

—¿Se puede venir una segunda temporada de Margarita?

—¡Yo espero que sí! Vayamos con la Ley de Atracción.

—Mamá ya escribió el papel…

—Y está con la vela. ¡Te lo pido por favor!

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