FOTO: Luz Noticias.
El centro de Mazatlán, con sus calles llenas de historia y vida, no solo es un punto de referencia para locales y turistas, también es el hogar de personajes inolvidables que, a lo largo de los años, han dejado una marca imborrable en el corazón de la ciudad.
Tres figuras sobresalen en este paisaje urbano, Milagros de Jesús, el legendario «Buto» y Mónica Sandoval, cada uno con una historia única que se entrelaza con la identidad del Centro Histórico.
- PODRÍA INTERESARTE: ¿Cuántos años tiene la catedral de Mazatlán y quién la construyó?
Milagros de Jesús
Para quien camina por el bullicioso Centro de Mazatlán, el canto de Milagros de Jesús ya forma parte del paisaje sonoro, esta mujer, quien vive con ceguera, es una presencia constante en las afueras de una tienda departamental.
Con su guitarra en mano, su voz se alza para llenar el espacio con melodías que, para muchos, son tan características del lugar como los mismos edificios coloniales, Milagros se gana la vida a través del canto, al mismo tiempo que crea un vínculo emocional con la ciudad que se ha convertido en su escenario.
«El Buto«
No se puede hablar del centro de Mazatlán sin recordar a «El Buto«, un personaje cuya presencia en las calles del primer cuadro de la ciudad fue tan peculiar como inolvidable.
Desde muy joven, su andar, acompañado siempre por un cigarrillo en la boca, llamó la atención de quienes lo veían, su extraña forma de caminar, con ambas manos y pies en una postura diferente, lo hizo una figura conocida por varias generaciones de mazatlecos y locatarios del Mercado Municipal José María Pino Suárez, quienes lo ayudaban para que no pasara hambre.
Aunque «El Buto» falleció hace algunos años, su memoria sigue viva entre quienes lo conocieron, y su nombre aún resuena como parte de la historia del centro de Mazatlán.
Mónica Sandoval
También conocida como la «guardiana del Centro Histórico«, ha dedicado su vida a preservar el espíritu del viejo Mazatlán.
Desde niña, aprendió a amar y proteger esta zona de la ciudad, su padre fue durante muchos años el guardafaro, y actualmente, con más de 50 años de experiencia en el centro, Mónica sigue cuidando las calles con un amor inquebrantable, creció entre los cerros del Vigía y la Nevería, donde las casonas y fincas construidas en el siglo XIX son testigos silenciosos del paso del tiempo.
Estos tres personajes representan la esencia viva de Mazatlán, cada uno a su manera contribuyendo a la rica narrativa que hace del centro de la ciudad un lugar lleno de historias y emociones.
