José Antonio Torres se fue del centro de Salud Mental donde estaba ingresado el pasado 28 de agosto. No es la primera vez que lo hace, pero sí la que más tiempo lleva sin saberse su paradero y la que más incertidumbre está generando. Sobre todo, a su familia, en Coín (Málaga).
Su vida no ha sido fácil. En el colegio sufrió bullying por parte de sus compañeros. Diagnosticado de trastorno de personalidad desde la adolescencia, empezó a tener problemas de conducta. «Es una persona muy inestable y conflictiva», relata su hermano Salva al canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica.
Otras siete fugas
José Antonio tiene 41 años, pero «desde los treinta y pocos, empezó a consumir droga de forma habitual». Dos años menor que él, Salva recuerda una convivencia cargada de tensión en la casa familiar, siempre causada por los problemas de su hermano.
«De joven era un chico muy nervioso. Siempre nos hizo la vida muy difícil». El hermano del desaparecido relata a este medio que la muerte de su padre cuando ambos eran niños pudo tener una influencia muy negativa en la evolución de su hermano. «Mi padre también era muy inestable y sufría de depresión».
José Antonio, en una imagen reciente. / CEDIDA POR LA FAMILIA
Hace ya años, la situación se volvió insostenible. «Mi madre recibía insultos en casa y hasta agresiones físicas. Yo me he enfrentado muchas veces a él. Al final lo tuvimos que denunciar». José Antonio fue condenado incluso a seis meses de prisión tras una agresión a su madre. La familia lleva casi tres años sin verlo ni contactar con él. Tienen miedo a lo que puede ocurrir si se lo encuentran.
En 2018, José Antonio fue declarado incapaz por el juzgado de Coín. Un año después, su tutela fue otorgada a la Fundación Malagueña de Curatela y Apoyos. En 2022 y con el respaldo de la familia, fue ingresado en el Centro Asistencial San Juan de Dios de Málaga. Salva cuenta a este medio que antes de esta desaparición, José Antonio ya se había escapado siete u ocho veces: «Cada vez que llamaban del hospital, te echabas a temblar».
Hay pacientes que pueden salir temporalmente del centro si tienen algún permiso. José Antonio no tenía permisos de salida, por su inestabilidad y porque estaba allí contra su voluntad. Así lo constatan los informes médicos a los que este medio ha tenido acceso. Joaquín Amills, presidente de SOS Desaparecidos, que ayuda en la búsqueda de José Antonio y asesora a la familia, califica de «muy grave» que quien tiene su tutela legal «ponga impedimentos para denunciar su desaparición».
Orden de alejamiento
Desde febrero de 2023, además, José Antonio tiene una orden de alejamiento que le prohíbe acercarse a su hermano y a su madre. La jueza adoptó esa medida después de que intentara agredirlos y los amenazara de muerte. «Nos culpaba por tenerlo ingresado. Es alguien que no entiende que tiene un problema y que tiene que recibir una asistencia sanitaria».
«Te ves desprotegido porque mi hermano supone un peligro para los demás y para él mismo», se lamenta Salva. «Hace tiempo desapareció una semana y lo encontraron en Málaga, durmiendo en la calle. Otra vez lo detuvieron por enfrentarse a unos viandantes en Torremolinos. Acabó denunciado».
«No podemos seguir así»
«Solo queremos que esté controlado y en un lugar seguro», reclama Salva. «Sientes un vacío muy grande porque no llega la ayuda necesaria. La salud mental necesita más recursos para las familias. No hay plazas suficientes. Mi madre y yo nos hemos gastado un dineral». Amills, por su parte, recalca que «gente como José Antonio son enfermos y son vulnerables. Si esta persona hace daño a alguien, ¿quién será el responsable?».
Algunas personas se han puesto en contacto con Salva y aseguran haber visto a su hermano en Fuengirola, «pidiendo dinero para coger un autobús». Policía Nacional y local de la zona están trabajando en su localización.
