Carlo Ancelotti tenía todavía clavadas las dos derrotas sufridas la temporada pasada en el Metropolitano. Caer en el derbi ante el rival de enfrente llevaba persiguiéndole desde entonces y es que son los dos últimos partidos que ha perdido desde hace más de uno año: 3-1 en la Liga y 4-2 en la Copa del Rey, que le dejó fuera de las semifinales en un torneo en el que defendía título. Su objetivo estaba claro, no perder y eso lo consiguió, pero dejó escapar la ventaja que tenía en el tiempo de prolongación.
Encantando de defender
“Ha sido un partido muy controlado por ambas partes, nos preocupamos mucho por defender. Podía pasar, el objetivo era defender mejor que el año pasado y lo hicimos, defendimos bien”, decía satisfecho al final del partido ante la frustración del madridismo. Ancelotti confirmaba su obsesión por salir vivo del Metropolitano y mantener esa racha de 34 partidos sin perder en todas las competiciones y llegar a los 40 sin hacerlo en la Liga.
Tardó en hacer cambios al estar conforme con lo que veía, pero su equipo se vino atrás para defender la renta del gol conseguido por Militao. Mientras Simeone sumaba más jugadores ofensivos al ataque, el italiano decidió reforzar la defensa sacando a Lucas Vázquez y Fran García para sentar a Modric y a Rodrygo, además de a Endrick por Vinicius, dejando el frente de ataque en manos del joven delantero brasileño. Mandó atrás a los suyos descolocándolos tácticamente para darle el mando del partido al Atlético y empatar.
Simeone, al ataque
Los rojiblancos tomaron el control del juego, atacando por todos lados y amenazando la portería de Courtois con balones al área, buscando las espaldas de los centrales e intentándolo de todas las formas ante un rival replegado dentro de su propia área. Al final, tanto va el cántaro a la fuente que se acabó rompiendo en una jugada de tiralíneas aprovechada por Correa para conseguir el merecido empate.
Ancelotti salió invicto del Metropolitano, que era su objetivo, sí, pero también se dejó dos puntos en el camino que tenía amarrados. Renegó del balón, de controlar el juego o de buscar la forma de ampliar la ventaja mandando un mensaje defensivo a sus jugadores para que afrontaran como pudieran el chaparrón, pero acabaron mojándose, sobre todo él. Es su mentalidad, la de encajar pocos goles y le ha ido bien. Sus mejores temporadas al frente del equipo ha sido precisamente por saber guardar la viña.
