Ambición, superación, trayectoria, leyenda… cualquier premio queda de lujo para ser recogido por Teresa Perales. Más aún en un 2024 en el que elevó su figura más si cabe en el olimpo del deporte y de la historia de los Juegos Paralímpicos. La nadadora zaragozana consiguió en París su medalla número 28 en una cita paralímpica, igualando ni más ni menos que a Michael Phelps, el deportista con más preseas en Juegos Olímpicos.
Un hito que pone todavía más en valor una historia llena de superación y de respuestas en forma de metal a todos los golpes que la vida le ha ido soltando. Sobre todo en este último ciclo olímpico, desde la disputa de los Juegos de Tokio, en los que acabó ingresada en un hospital tras sufrir varias convulsiones de las que todavía a día de hoy se desconocen su causa.
Salió una vez más adelante y dispuesta a prepararse al máximo para volver a triunfar en París, pero el destino le tenía preparada otra piedra en el camino. La discapacidad que sufre desde los 19 años debido a una neuropatía, se agravó dejando su mano izquierda sin apenas movilidad y obligando a Teresa a reinventarse una vez más para aprender a nadar solo con el brazo derecho y a competir en una nueva categoría.
Una combinación que hacía impensable poder verla de nuevo en un podio para recoger la medalla 28. Pero Teresa es mucha Teresa y en París lo volvió a demostrar. “Es de bronce, pero sabe a oro. Sin duda es la medalla más especial de todas” aseguró en la misma piscina de La Défense poco después de maravillar al mundo con su tercer puesto en la prueba de los 50 metros espalda en categoría S2.
Una medalla que nadie mejor que ella sabe lo que costó y lo que tuvo que sufrir para conseguirla y que, como siempre, quiso hacer servir como ejemplo de vida. “Algún día contaré de verdad lo sufrido que ha sido. Aprovecho para mandar un mensaje para todos aquellos que están sufriendo tanto y que no ven un camino por delante, que sepáis que hay que confiar en cada uno porque de verdad lo hay”.
No extraña, por tanto, que a Teresa Perales le concedieran en 2021 el Premio Princesa de Asturias de los Deportes, como reconocimiento a toda su trayectoria, por “convertirse en un ejemplo de superación para millones de personas con discapacidad en todo el mundo y en un icono del deporte paralímpico internacional”. Sin duda, el más destacado a lo largo de su carrera en el que ha ido recibiendo reconocimientos por todos lados. Merecidos y cortos a la vez para un ejemplo que sin duda, todo el mundo debería tener presente.
A Los Ángeles a por más
Lejos de complacerse con lo conseguido, Teresa no duda en mostrar desde ya mismo su hambre para seguir agigantando su leyenda. Nada más apagarse el pebetero de París, la nadadora aragonesa puso en su móvil una cuenta atrás para la cita paralímpica de 2028, que ve cada día y que refleja los cerca de 1.400 días que restan para entonces. “El año que viene hay el Campeonato del mundo (Singapur) y después ya veremos. No hay que descartar Los Ángeles 2028. Allí iríamos a superar a Phelps” reflejó nada más aterrizar de París, mostrando que lo conseguido no ha hecho más que hacer crecer su ambición.
