Nada mejor que un baño de goles para disipar dudas y recuperar la confianza perdida. Y si es en territorio Champions, pues mucho mejor. De eso justamente se trataba anoche: aprovechar la visita de la auténtica ‘cenicienta europea’ para ganar, sumar los tres primeros puntos de la liguilla, acumular todos los goles posibles y demostrar que lo de Pamplona fue un simple accidente producto de una mala noche y una más que dudosa elección en las rotaciones del cuerpo técnico. Y lo de Mónaco, otro tropiezo derivado de la prematura expulsión de Eric Garcia.
Visto el recital ante el endeble Young Boys, Hansi Flick y los suyos pueden respirar tranquilos. El Barça, por ahora, camina en la dirección correcta. Cuando el técnico alemán recurre a su bloque central, el equipo manda, genera ocasiones y resuelve los partidos con cierta solvencia.
Otra cuestión muy diferente es la imperiosa necesidad de implementar el fondo de armario de Flick para redistribuir las cargas de trabajo y el descanso a los jugadores. El equipo necesita con urgencia oxigenarse con una buena versión de Frenkie manejando el balón y los pulmones de Gavi o Fermín, por ejemplo. Y a todos ellos hay que añadir a un Sczcesny que ayer se empapó de su nuevo equipo desde el palco de Montjuïc.
Punto y aparte a otro motivo de tremenda alegría. Con toda la cautela del mundo, y a las puertas de una cita de selecciones, Pedri empieza a estar muy cerca de su mejor versión. El canario anda fino con el balón en los pies, las asistencias entre líneas cada vez son más frecuentes y precisas y, por si fuera poco, sus golpeos lejanos con derecha e izquierda también indican que los miedos del pasado ya son historia.
La goleada ante el Young Boys debe servir para ganar tiempo y alejar presiones. Con permiso del Alavés, otro duro escollo de fin de semana, la mirada del equipo debe orientarse hacia la exigencia del calendario justo a la vuelta del parón. Sevilla, Madrid o Espanyol esperan en Liga, mientras el temible Bayern aguarda cita en Europa.
Hansi Flick transmite nitidez y plena confianza en sus ideas. Además, que no es poco, la afición mantiene su idilio inalterable con el técnico –nadie le pasa factura por lo sucedido en Pamplona y algunos cambios en Monaco-. Excelentes referencias para dar el salto definitivo: de un once de garantías a una plantilla con recursos válidos para pelear por todos los títulos en juego. El liderato en la competición doméstica y la manita europea avalan a un Barça que empieza octubre demostrando que sigue creciendo en su juego.
Todavía falta, la visita del Young Boys no puede ser indicativo de casi nada. Hansi tiene trabajo por delante, pero visto lo de ayer sí parece tener detectada la ruta a seguir. La victoria en la Champions, como minimo, invita a sonreír.
